¿Cambio de discurso?

Si hace un mes ya dije que no tenía demasiado sentido alargar el circo del COVID-19, mis temores parecían confirmarse cuando durante la primera mitad de julio, ante la escalada de positivos, algunos agoreros ya pretendían retroceder en el camino hacia la plena normalidad, como reimplantar la obligatoriedad del bozal (aunque recordemos que el trapo facial no se ha ido del todo… los que viajamos en transporte público bien lo sabemos). Sin embargo, la séptima ola se desinfló más rápido de lo esperado y los agoreros bozalerdos se quedaron enseguida sin discurso. También lo intentaron con la viruela del mono, pero su transmisión es tan limitada que no supone un peligro para la población general. Sin embargo, la ola de calor sufrida en Europa durante las últimas semanas, unida al corte del gas ruso a Occidente, allana el camino a un nuevo discurso del miedo: el apocalipsis climático-energético. De todas formas, con lo ocurrido en los últimos dos años y medio, ya no me fío de lo que pueda pasar.