Toca resistir

Durante meses, pensamos que había esperanza en que el PSOE no lograra la mayoría necesaria para la investidura. Queríamos creer que los de Junts eran ultramontanos y descerebrados que nada querrían negociar con los que ellos consideran opresores. Pero las ambiciones de Pedro Antonio Sánchez y el prófugo Puigdemont iban a pasar por encima de la supuesta lógica de las alianzas parlamentarias. A principios de noviembre, el acuerdo entre el PSOE y Junts se consumó y la investidura de Pedro Antonio salió adelante. El apoyo de otras fuerzas de izquierdas nos lo esperábamos (incluso el de Podemos, a pesar de la pataleta posterior por no tener ministerios), el de los oportunistas del PNV también… pero Junts iba a ser un hueso duro de roer, aunque no para la ambición de poder a cualquier precio de Pedro Antonio.

El precio a pagar fue la amnistía a los que perpetraron el golpe de estado separatista de 2017, es decir, hacer como si los graves delitos contra la Nación y el orden constitucional no sólo salgan gratis, sino también hacer como si no hubieran existido. Esto pone en jaque al estado de derecho y al imperio de la ley. De repente, la conveniencia política de un tirano ebrio de poder se pone por encima de la justicia. Las sentencias que condenaron a los golpistas quedan en papel mojado… y algunos, como el prófugo Puigdemont, hasta van a quedar impunes sin haber sido jamás puestos a disposición judicial.

No se trata, pues, de una pataleta porque gobierne la izquierda. No, la izquierda ha gobernado otras veces… aunque haya dejado siempre España como un erial. Los demócratas creemos en la alternancia en el poder. Lo que nos preocupa es la estocada a lo poco que quedaba de separación de poderes: la independencia judicial. Que el poder ejecutivo pueda invalidar sentencias judiciales a conveniencia es un severo peligro para los cimientos de la democracia y el estado de derecho.

El nombramiento del nuevo ejecutivo de Pedro Antonio Sánchez ya es toda una declaración de intenciones. Juntar presidencia (y relaciones con las Cortes) y justicia en un solo ministerio en la persona de Félix Bolaños es un atentado contra la separación de poderes, pilar básico de cualquier democracia. El uso sectario de las instituciones también es otra seña de identidad de la tiranía socialista. El mejor ejemplo ahora mismo es Francina Armengol, que desde su posición de presidenta del Congreso ha pronunciado discursos más propios de un mitin socialista que de un acto institucional con la presencia incluso del rey de España. Ya estábamos acostumbrados en las anteriores legislaturas, desde que el PSOE retomó el poder, a que las ruedas de prensa tras los consejos de ministros se convirtieran en actos de partido, especialmente en tiempos de campaña electoral.

No queda otra que resistir. Pedro Antonio Sánchez ha secuestrado ya casi todas las instituciones, las cuales ha puesto a su servicio. Sólo resiste el Consejo General del Poder Judicial, sin acuerdo para la renovación (y que no debería renovarse hasta que no se cambie el procedimiento por uno que garantice realmente la independencia judicial). Pero es que este gobierno tiene en contra a casi todo el poder territorial (el pasado mes de mayo perdieron la mayor parte de las autonomías y grandes ayuntamientos), el Senado e, incluso, la calle. Y es en la calle donde hay que mostrar la resistencia día tras día. Las manifestaciones en Ferraz no van a parar, porque es desde ahí desde donde realmente se gobierna España. Todo tipo de actos y protestas contra este gobierno deben seguir. Y a cada presencia del tirano, pitos y abucheos a todo volumen… aunque se intenten censurar. La voz del pueblo no se debe apagar porque nos jugamos la democracia y la libertad.

2 comentarios en “Toca resistir”

Deja un comentario